La situación es compleja. El análisis de Carlos, “nos estamos alejando de la gente” quizás sea cierto, pero no por un exceso de minimalismo, marketing o diseño, me atrevo a decir que justamente es por todo lo contrario. La cultura visual de la gente es enorme y las actitudes de compra mayoritarias han cambiado. El diseño industrial y con ello la industria nos ganan una partida clara ofreciendo algunas veces y cada vez, de una manera más exigente, piezas de gran calidad y que responden a eso que llaman tendencia. Ya se ha hablado mucho de la imagen folclórica que da nuestro sector, agravado con las típicas e irresponsables actitudes de parte de algunos artesanos (no pagar impuestos, ser alma libre o lo que es lo mismo fuera de éste mundo –pero luego quieren atención sanitaria o escuelas para sus hijos-) y los maniqueísmos posthippis (el dinero es malo, el marketing es censura, el libre comercio acaba con el mundo, el arte y el dinero no deben ir de la mano) que no hacen más que separarnos de la realidad social y económica mundial. Quedarnos con que el marketing es malo y luego currarnos un expositor de anillos y unas piezas para llenarlo que sean atractivas y se vendan, es completamente contradictorio.
El público Español quizás sea uno de los factores a tener en cuenta. Como nuevos ricos, se lanzan a comprar en “outlets” (una versión pija o marketinizada del mercadillo), ropa de marca, aparatos y cosas que duran muy poco y que no son muy necesarios. La sensación de temporalidad es modernidad (por lo que vale la decoración en Ikea me la cambio cada 3 años y tiro la vieja, el ordenador, el móvil me caducarán).
Y la idiosincrasia de la cultura general que es un poco… baja. No se emociona con objetos bellos, bien realizado y con buenos materiales a quien no tiene los códigos para entenderlo. Si simplemente miran el precio… y no entienden el porqué.
Solo un fenómeno así puede hacer entender el éxito de unas tiendas llamadas “todo a cien” (solo importa el precio) y campañas de pague 2 y llévese 3 no producen la natural sensación de “me está engañando cuando compro una”. (El marketing no es ni bueno ni malo, es una disciplina con el objetivo de que una empresa venda).
Si, los artesanos estamos muy alejados de una gran parte del público. Pero en cambio Ferran Amat (alma mater de el templo del diseño Vinçon) dice que tanto él como colegas suyos decoradores de alto nivel, tienen verdaderos problemas para encontrar piezas de decoración de alta calidad y apostaría por una tienda de artesanía de lujo. Y acaba yendo al extranjero a comprarlas.
¿Como se entiende con la crisis actual que el último Sofa Chicago del año pasado (para quien no lo sepa, SOFA= Sculptured Objects Funcionally Art) fuera de récord de ventas?
Ante las evidentes múltiples crisis (no solo económica) los artesanos y artesanas debemos reflexionar si vale la pena seguir llenando el mundo de objetos sin un sentido previo, sin un proyecto, sin pensamiento, solo por estética (y a veces ni eso) o para ganarme la vida. Debemos reflexionar porqué no generamos confianza en el público general, porqué no sabemos comunicar los valores positivos y tan necesarios actualmente de la artesanía… o simplemente que nuestro “target (trocito del queso que representa nuestro mercado) no nos ve….
Yo no estuve en MOA, pero aparentemente ese es el tipo de apuestas para hacernos ver en un mercado de calidad.
Xavier Vega
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